La constancia en la rutina de limpieza facial hará rápidamente que nuestra piel se vea sana y evite problemas como el acné o el fotoenvejecimiento prematuro.
Es importante que empleemos productos de calidad que se adapten a las características de nuestra piel.
Es aconsejable que a la hora de escoger los productos de limpieza escojamos las formas de aplicación que nos faciliten la aplicación constante de los mismos.
En nuestro cuidado facial el primer paso debe ser el empleo del limpiador. Dentro de estos tenemos distintas opciones en función de nuestras propias características:
- Aguas y geles micelares: De fácil y rápida aplicación con este tipo de productos retiramos de nuestra piel tanto el maquillaje como las células muertas que se pudieran encontrar en esta. No requieren aclarado y algunas llevan ingredientes que calman e hidratan la piel como por ejemplo el ácido hialurónico.
- Leches limpiadoras: No necesitan agua .Son formulaciones recomendables para pieles secas.
- Aceites desmaquillantes: Recomendados en las pieles secas .No forman espuma y dejan una mayor suavidad que los limpiadores jabonosos.
- Geles limpiadores: presentan una mayor viscosidad y carecen de fase oleosa. Son ideales para pieles grasas con tendencia acnéica.
- Toallitas desmaquillantes: cómodas y eficaces para utilizar en situaciones como viajes.
- Desmaquillantes de ojos: los más adecuados son lo que presentan textura de gel o las formas bifásicas. Dadas las características particulares del ojo es recomendable que estos productos tengan un pH próximo a 7.