Los fotoprotectores o protectores solares son sustancias, compuestas por filtros solares, que aplicamos sobre la piel para evitar los daños ocasionados por la radiación solar:

-Impedir el eritema solar, el prurito causado a veces por el sol, la inflamación de la piel y las lesiones en el ADN que pueden dar lugar a carcinomas y melanomas.
-Retrasar el fotoenvejecimiento.
-Reducir la aparición de manchas, lunares y pecas.

Para realizar estas funciones correctamente deben cumplir 4 condiciones fundamentales:

Seguro, no debe producir alergias…
Estable, no debe degradarse con la luz…
Eficaz, debe proteger como indica
Versátil, debe ser cosméticamente aceptable

Cumplidas estas condiciones los fotoprotectores se diferencian, entre otras cosas, por la naturaleza de sus filtros solares:

Químicos, actúan por absorción de la radiación solar ultravioleta.
Físicos, actúan por reflexión de la luz.
Organo-minerales, actúan por absorción como por reflexión.  
Biológicos, son antioxidantes, evitan la formación de radicales libres y por tanto potencian el sistema inmunológico cutáneo.

Vista toda esta parte más teórica, vayamos al grano. Para elegir bien nuestro fotoprotector debemos tener en cuenta:

FOTOTIPO                A menor fototipo mayor protección.

TIPO DE PIEL        
Secas y muy secas:                crema, loción, spray..
Normales, mixtas y grasas:     emulsión, gel-crema, gel

EDAD:
Niños:               fórmula especial para niños, altamente hidratantes y que sean muy resistentes al agua.
Ancianos:          fórmula altamente hidratante.

PIELES CON SITUACIONES ESPECIALES:
Alérgicas:          fórmulas sin perfumes, sin conservantes ni colorantes.
Acnéicas:          fórmulas libres de grasas pero altamente hidratantes
Atópicas:          fórmulas altamente hidratantes y especiales para este tipo de pieles.