La dermatitis atópica es una enfermedad crónica y recurrente de la piel. Se caracteriza por períodos en los que se agudizan los síntomas llamados brotes  y por  períodos de remisión llamados interbrotes.

Sus principales síntomas son picor intenso, enrojecimiento y descamación de la piel.

Suele aparecer por primera vez en los primeros años de la vida.  Su causa principal es un déficit de ceramidas aunque es una enfermedad compleja y no se conoce muy bien su origen.

Vamos a dar una serie de CONSEJOS, que aunque no garantizan al 100% la ausencia de los brotes, por lo menos pueden ayudar a prevenirlos:

– Usar ropa de algodón o tejidos naturales como lino…

– Evitar el frío, el calor o sudoraciones excesivas, por eso no se debe abrigar mucho al niño.

– Mantener las uñas cortas y limpias para evitar lesiones tras el rascado.

– Las zonas más enrojecidas y afectadas deberán ser tratadas con medicamentos o productos específicos.

– Los baños no deben superar los 15 minutos y deben ser con agua tibia.

– Usar geles que no irriten la piel, especiales para pieles atópicas.

– Secar sin frotar.

– Debido a la sequedad que produce esta enfermedad lo más importante es hidratar constantemente la piel.